Este blog va a ser un poco distinto a los anteriores, y es que esta vez no os vamos a recomendar ningún medicamento o producto para mejorar vuestra salud, si no que lo que haremos es intentar ayudaros a controlar vuestra vida mediante la explicación de un neurotransmisor llamado Dopamina.

Dopamina

Para saber qué es la dopamina, primero debemos explicar qué es un neurotransmisor. Los neurotransmisores actúan como mensajeros químicos enviando señales entre las neuronas; la dopamina es uno de esos mensajeros. Esta se encarga del placer, pero en niveles inadecuados provoca infelicidad y sensación de vacío. En realidad la dopamina no solo se encarga del placer, si no también del deseo de experimentarlo, es decir, se libera también con imaginar algo placentero, anticiparlo o mirarlo. La dopamina es un motivante que nos impulsa a actuar para conseguir los objetivos planteados.

¿Qué hace que liberemos dopamina?

La dopamina puede ser liberada por varios estímulos, pero ojo que no todos son buenos:

  • El placer y las recompensas naturales (la comida, vida social, relaciones sexuales…)
  • El deporte
  • La novedad (las redes sociales)
  • La sorpresa (todo aquello que es inesperado, como un aumento de sueldo o buenas noticias)
  • Alcanzar objetivos
  • Las drogas
deporte con amigos

¿Cómo funciona nuestro sistema de recompensa?

A todos nos gusta ser felices, y la dopamina nos aporta esa sensación de placer y bienestar. A mi me gusta pensar que el cerebro va a parte de nuestro cuerpo, como si fuera un ser independiente que piensa y actua, para así entender lo que sucede en nuestro cuerpo; o bien mirarlo como la película de Inside Out de Disney.

El cerebro busca la felicidad, no quiere estar triste, por lo que cuando algo le hace entristecer, busca una manera rápida de “ahogar las penas”. Aquí es donde tenemos que tener especial cuidado.

El cerebro es un ser que le gustan los hábitos y las rutinas, y además aprende de ellas. Si tú llegas a casa triste y cansado, porque has tenido un mal día en el trabajo, y tomas una copita de alcohol, amigo acabas de enseñarle a tu cerebro una técnica que no va a olvidar: estoy triste, bebo alcohol, segrego dopamina y me encuentro mejor. ¿Qué pasará la siguiente vez que llegues a casa triste? Que tu cabeza te dirá “bebe alcohol, te encontrarás mejor”, y llegará un punto en el cual ya no seas capaz de estar triste y no beber alcohol.

Esta rutina no solo se queda grabada en el cerebro con el alcohol, otro ejemplo que está ocurriendo mucho en nuestra sociedad es la adicción a las redes sociales. Todo empieza con un “me aburro”, sacamos el teléfono móvil y nos conectamos a TikTok, Instagram o cualquier red social. Como hemos mencionado anteriormente, estas redes generan dopamina, ya que todo el rato estás pensando “a ver si el próximo vídeo me gusta más” “qué saldrá después”… Esto vuelve a generar un hábito en el cerebro: me aburro, me conecto a las redes y me siento mejor.

Y este circuito de recompensa se va activando constantemente; más ejemplos serían: “me siento solo, me conecto a Tinder”; “estoy estresado, pido comida rápida”; “estoy cansado, me tomo unas cervezas con patatas”…

alcohol y dopamina

¿Y por qué es malo generar estas rutinas?

El cuerpo vive en constante equilibrio, y cuando algo se desequilibra, hace lo posible para retomar el equilibrio. A esto se le denomina homeostasis. Pongamos un ejemplo: hace mucho calor y sube la temperatura del cuerpo: para devolverla al estado normal, se mandan señales para que se vasodilaten las venas, se sude más y tengas más sed para recuperar los electrolitos perdidos con el sudor. Mediante este mecanismo, conseguimos bajar la temperatura corporal. Sucede lo mismo con el pH, la presión arterial, la glucosa, el oxígeno… Siempre buscamos el equilibrio.

¿Y qué pasa cuando segregamos mucha dopamina? Pues que el cuerpo intenta volver al equilibrio y nos produce dolor. ¿Cuantas veces habéis tenido un día genial, lleno de emociones, y llegáis a casa derrotados sin saber por qué? Ahí estaría actuando el equilibrio placer-dolor. De forma normal, este equilibrio no nos afecta en exceso en nuestro día a día, pero ¿qué pasa si los niveles de dopamina son muy altos? Pues que el dolor se vuelve más alto.

Estos niveles tan altos de dopamina se generan con sustancias como el alcohol, las drogas o las redes sociales. Por ejemplo, si empiezas a beber, al principio tienes una sensación positiva, de alegría, relajación y mayor sociabilidad. Pasadas unas horas aparece la sensación de dolor de cabeza o malestar. Otro ejemplo son las redes sociales, nos conectamos a ellas y al principio es divertido y entretenido, pero al cabo de un rato empezamos a sentir tristeza, envidia y nos acabamos volviendo unos “haters”.

Pero eso no se queda ahí… la repetición del consumo de estos estímulos debilitan la zona del placer (tenemos que consumir más para obtener el mismo nivel de dopamina que antes) y fortalece la zona de dolor (se intensifica mucho más). Tu cerebro se cansa de lo mismo, quiere más, quiere novedades, experimentar cosas más fuertes… quiere sentir más dopamina. Y aunque en el primer instante parece que si le concedes el capricho está más contento, luego le estarás haciendo mucho daño.

placer y dolor
Equilibrio entre el placer y el dolor

¿Entonces es mala la dopamina?

¡No! La dopamina es imprescindible para nuestra supervivencia, para que tengamos ganas de levantarnos de la cama, para conseguir nuestros objetivos… Siempre que la mantengamos en niveles normales. Si no consumimos estímulos de dopamina elevada (drogas, alcohol, porno, prostitución, redes sociales…) y nos mantenemos con estímulos más normales (ejercicio, recompensa en el trabajo, vida social…) hará que seamos más felices.

Si además utilizamos esta dopamina “buena” como vía de escape para el cerebro, la rutina y hábitos que conseguiremos serán mucho más beneficiosos. Por ejemplo, si estamos estresados y en vez de beber o pedir comida rápida, salimos a correr; conseguiremos crear un circuito de recompensa positivo.

Ahora, sabiendo todo lo que sabes, no tienes excusa para reconducir tu vida y crear buenos hábitos. La vida va a ser la misma, solo va a depender de cómo la enfoques.

Farmacia Serramià